Por: José Castañeda
En la mitad de la semana, es decir un miércoles, hacia las 12 y 30 minutos del meridiano con el estrés, el agite y en una hora donde la mayoría de cuidadnos se encuentran en su hora de almuerzo, realizando diligencias, observando y creciendo con una Bogotá colmada de trancones, ruido, contaminación y sin espacios para dedicar a la música o disfrutar de un momento de sosiego, paz y descanso a la rutina del día, se convierte en una “necesidad” o fuente de cultura y esparcimiento pasar por el Museo Nacional de Bogotá, donde todos los días de la semana mencionados, se realizan eventos especiales entre los cuales se puede destacar el de música clásica.
El miércoles 4 de febrero se realizó en las instalaciones del centro cultural bogotano mencionado anteriormente, exactamente en el auditorio Teresa Cuervo Borda, una muestra de los sonidos ligados al clasicismo, que se desprenden de instrumentos muy característicos de éste genero musical como el violín, el clarinete, el piano, el fagot, el violonchelo entre otros, donde en verdad brindan un ambiente propicio para el aprendizaje, la concentración, y una forma de desprendimiento del rutinario día de cada persona.
Mis conocimientos en música clásica no son extensos como otras personalidades, pero la interpretación de temas de autores como Beethoven, Felix Mendelssohn, que fueron los escuchados en ese día, en aproximadamente una hora e interpretados por artistas conocidos en este mundo como Mari Kagehira, quien es de origen Japonés y una maestra en el piano; Camilo Guevara, en el violín y Ernesto Díaz, en el violonchelo, hacen de la música clásica una opción y herramienta para hacer diferencia del miércoles a los demás días de la semana.
En mi concepto, es una excelente alternativa que se brinda al público bogotano con el agregado de que es un concierto sin costo, para lo cual el único sacrificio es tomarse un poco de tiempo al medio día de los miércoles y tener cierto agrado o gusto por esta música.
En la mitad de la semana, es decir un miércoles, hacia las 12 y 30 minutos del meridiano con el estrés, el agite y en una hora donde la mayoría de cuidadnos se encuentran en su hora de almuerzo, realizando diligencias, observando y creciendo con una Bogotá colmada de trancones, ruido, contaminación y sin espacios para dedicar a la música o disfrutar de un momento de sosiego, paz y descanso a la rutina del día, se convierte en una “necesidad” o fuente de cultura y esparcimiento pasar por el Museo Nacional de Bogotá, donde todos los días de la semana mencionados, se realizan eventos especiales entre los cuales se puede destacar el de música clásica.
El miércoles 4 de febrero se realizó en las instalaciones del centro cultural bogotano mencionado anteriormente, exactamente en el auditorio Teresa Cuervo Borda, una muestra de los sonidos ligados al clasicismo, que se desprenden de instrumentos muy característicos de éste genero musical como el violín, el clarinete, el piano, el fagot, el violonchelo entre otros, donde en verdad brindan un ambiente propicio para el aprendizaje, la concentración, y una forma de desprendimiento del rutinario día de cada persona.
Mis conocimientos en música clásica no son extensos como otras personalidades, pero la interpretación de temas de autores como Beethoven, Felix Mendelssohn, que fueron los escuchados en ese día, en aproximadamente una hora e interpretados por artistas conocidos en este mundo como Mari Kagehira, quien es de origen Japonés y una maestra en el piano; Camilo Guevara, en el violín y Ernesto Díaz, en el violonchelo, hacen de la música clásica una opción y herramienta para hacer diferencia del miércoles a los demás días de la semana.
En mi concepto, es una excelente alternativa que se brinda al público bogotano con el agregado de que es un concierto sin costo, para lo cual el único sacrificio es tomarse un poco de tiempo al medio día de los miércoles y tener cierto agrado o gusto por esta música.
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